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Archivo diocesano

 

La documentación correspondiente al Archivo Parroquial de Aldea de San Esteban ha sido depositada en el Archivo Histórico Diocesano del Obispado de Osma. Vamos a destacar las fechas más importantes de los acontecimientos ocurridos y que tienen un soporte documental:


                                              1557


   Primera inscripción del Archivo Parroquial. El número de censo de la guía de archivo de 1982, fecha de la catalogación, es el 592 y abarca una documentación que va de 1557 a 1841. Se hace la observación que el correspondiente a Peñalba se inicia en 1512 y el de Soto en 1544. No quiere decir que la parroquia se inicie en esa fecha sino que, únicamente, hay documentación escrita desde esa fecha. Se señala, además, que el arciprestazgo es el de San Esteban.

Primer documento del Archivo Parroquial: 1557


                                           1623

“Más da por descargo ducientos reales que dió a Francisco Morales, ensamblador, a cuenta del retablo que hace para la iglesia, como constó de un mandamiento y carta de pago en fecha de veintisiete de febrero de seiscientos y cuatro”. 
                                                                               
                                           1630


“Item da por descargo ducientos y cuarenta y siete reales que pagó a Francisco Morales, vecino del Burgo, ensamblador, a cuenta de la hechura del retablo que hace para la dicha iglesia”
                                                                                                                                    
                                           1634 

 “Más se le reciben en cuenta al dicho mayordomo mil y cincuenta reales de dorar el retablo, por tantos que pagó a Juan de Sancha, mayordomo de este año presente y Francisco Lázaro, como consta de las cartas de pago, por cuenta del dicho retablo, de dorarle, estofarle y pintarle, de quien recibieron las dichas cartas de pago”


                                           1635

“Recibensele en cuenta ocho reales del trabajo de traer desde el etablo”.”Recibensele dos reales de trabajo para asentar el retablo”.


 
Como se puede apreciar, las últimas fechas corresponden a la confección del Retablo Mayor de Aldea de San Esteban y están sacadas del Libro de Carta-Cuenta, 1621-1702 del Archivo Histórico Diocesano.



                                                  Retablo Mayor

 

 


Promotor: No consta.
Pagador: Juan Sancha, mayordomo de la iglesia.
Arquitectura y escultura: Francisco Morales.
Pintura, dorado y estofado: Tomás Ruiz de la Quintana.
Materiales: Madera de pino.
Duración: No consta.
Precio: Arquitectura y escultura, constan pagados 447 reales.
            Pintura, dorado y estofado, constan pagados 1050 reales.
Medida: 4,06 por 4.


          A pesar de ser escasa la documentación, son sin embargo, suficientes las noticias que se encuentran en el libro de Carta-cuenta de la parroquia de Aldea, sobre los artífices del retablo mayor de la iglesia.
 Se ejecuta en El Burgo de Osma, como consta por su traslado en 1635, habiendo quedado asentado en la misma fecha, ya que en el mismo año se reciben al mayordomo dos reales por este cometido, figurando como artífice del mismo Francisco Morales, ensamblador, según consta por los descargos del mismo libro desde el año 1623 al 1630.

        En el retablo falta el relicario o custodia, encargando su hechura al escultor del Burgo José Rodríguez, como acredita un descargo de 1634 de 132 reales; aunque hoy no se conserva por haberse sustituido por otro neoclásico.
 Hay otro descargo de la misma fecha a favor del mayordomo de 1050 reales que había pagado al pintor Tomás Ruiz de Quintana, por la pintura, dorado y estofado del retablo mayor.


  Como expone José Arranz en su libro “La escultura romanista en la diócesis de Osma-Soria”, la arquitectura del retablo se distribuye en banco y único cuerpo con cinco calles, más ático con tres, ensanchándose éste con dos cajas a modo de derrames.
 Descansan las cuatro columnas interiores del cuerpo sobre la cornisa del banco, y las exteriores, sobre repisas acanaladas. Son todas estriadas con capitel corintio. Soportan el entablamento con ancho friso en las calles interiores, sobre el que descansan las columnas del ático de la misma naturaleza que las anteriores. Se cierra éste con frontón partido en la calle central y cornisa sencilla en las calles, en cuyos lados se repiten los frontones sobre machones con volutas, desligados del contexto arquitectónico.

La calle central, al faltar el sagrario, está deformada, apoyándose la Virgen sobre otro neoclásico. La Virgen preside la calle central del único cuerpo elevándose hasta la cornisa.

Los laterales están decorados con los relieves de los cuatro evangelistas, dentro del marco apaisado.

En las casas de las calles laterales del cuerpo se efigian la Visitación y el Nacimiento de la Virgen; con dos Padres, todos en relieve, sobre las referidas historias. Y en los interiores, dos Apóstoles, de bulto y de mejor arte que el resto.

Preside el ático el Calvario, con dos Santos de bulto a los lados, y con las historias de la Anunciación y la Adoración de los Magos en las casas exteriores, en relieve.

Diríamos, con Arranz, que el romanismo de Francisco Morales, discreto en las obras anteriores, tiene aquí excesivas y muy amaneradas pretensiones en la postura de los evangelistas del banco; muy alargada, como las esculturas de las calles centrales del cuerpo.
 La Virgen es más naturalista, con plegado del vestido en la parte inferior, que repetirá en el plegado de Santa Isabel en la escena de la Visitación y en un santo de la izquierda del ático, en el que el movimiento se expresa con el adelantamiento de la pierna derecha y no de la izquierda como en el cuerpo.
 Sobresale el romanismo de la Dolorosa y San Juan, muy expresivo.


Francisco Morales, el ensamblador, casado con María Ruiz, figura en los contratos y pagos de obras como vecino de El Burgo. El retablo más importante que salió de sus manos y se conserva es el de Aldea de San Esteban, superviviendo imágenes sueltas de otros, relevados por barrocos, como los del Rosario de Miño, Soto, Alcozar, Quintanilla de Tres Barrios. También se le atribuye el retablo de Soto, zona en la que desplegó su actividad desde los años veinte hasta finales de la primera mitad del siglo XVII. Gusta del canon estilizado con paños plegados al aire romanista; con índices claros del barroco que penetraba, y siempre con suavidad expresiva dentro del naturalismo en las facciones del rostro.


  ANEXO Nº4.- Fotografía del retablo pag.577 del libro de Arranz La escultura romanista en la diócesis de Osma-Soria.