Cofradía de la Veracruz
La Cofradía de la Veracruz constituye una asociación religiosa de una importancia extraordinaria que ha marcado los usos, prácticas, y vida cristiana durante cerca de tres siglos para los habitantes de Aldea.
Las cofradías surgidas de las parroquias y conventos, tuvieron su máximo desarrollo entre 1570 y 1750. Cofradía deriva de la palabra latina confrater (cohermano) y confraternitas (hermandad).
La importancia, desde el punto de vista histórico, reside en que se conservan anotaciones de la actividad de la misma con sus fechas, nombramientos de los cargos, obligaciones a observar y estado de los gastos. Y ello, en un núcleo de población pequeño y con escasa costumbre de dejar huellas escritas.
Según se recuerda en el libro, en 30 de marzo de 1564, Jueves Santo, se traslada a Peñalba la Bula de Paulo III, ordenándose hacer la Cofradía, compuesta de hermanos de disciplina y hermanos de hacha (procesión de disciplinantes y alumbrantes).
Las reglas por las que se rige la Cofradía de Aldea son de 1719 y podemos sintetizarlas así:
Obligación de juntarse el jueves de la Cena tras las tinieblas e ir en procesión en la que los hermanos de disciplina se disciplinen y los hermanos de hacha alumbren con luces. El que no lo hiciere, sin causa legítima, pagará en pena una libra de cera.
Obligación de ir el día de la Resurrección “antes que amanezca, a lo menos en viyendo el alva “ a una ermita donde se dirá misa, pagando la limosna al oficiante, y pagando una libra de cera quien faltase.
Obligación de hacer oración en Jueves Santo por todos los hermanos que fueran de la hermandad “y han ido a dar quenta a nuestro señor”. “Y por los hermanos vivientes, y por los que están en pecado mortal rogando a Dios nuestro Señor los saque del pecado en que están y los conserve en su santo servicio. Y por las ánimas del purgatorio, que Dios las saque de las penas en que están y las lleve con sus Santos a la gloria del Paraíso”.
Por los benefactores de la Cofradía, y “por el primero que demos cuenta a Dios de los presentes”.
Obligación de decir una misa cada domingo primero de mes al alba, y otra el día de la Resurrección, otra el día de la Cruz y otra el mismo día de la de septiembre, y otra el día del Corpus.
Obligación de no jurar el nombre de Dios en vano y el hermano que lo viere acusarle y hacerle besar la cruz en el suelo en penitencia.
Obligación de todos los hermanos a ir con la cruz por cada hermano que falleciese. Y la cera ardiendo y han de decir por el ánima del difunto tres misas. El hermano que faltase al acompañamiento pague cinco maravedíes de pena. Y si faltase a la misa y oficios, diez maravedíes.
Obligación de cada hermano de tener una túnica de lienzo con su cordón para el día de la disciplina.
Obligación de nombrar un Alcalde, un Mayordomo y un Muñidor o Alguacil. El Alcalde tiene el cargo de corregir, mandar y sentenciar las causas. El Muñidor o Alguacil tañe la campanilla por las calles la noche antes de las misas y al alba, y al fallecer cualquier hermano.
De los datos del libro de la Cofradía se obtiene la información de que se produce una visita del Obispo de Osma a Aldea en 1819, aprobando las cuentas de la Cofradía desde 1794, admitiendo que las reglas de la misma son de 1719 y reconociendo que su origen es la Bula de Paulo III de 1564.
Probablemente el año de 1819 se constituyera en Ayuntamiento separado de Peñalba, ya que el siguiente año, el 17 de junio de 1820, se reúne por primera vez la Cofradía en el Ayuntamiento, en lugar de en la casa del alcalde de la Cofradía como hasta entonces.
En el año de 1715 comienzan las inscripciones en el libro, apareciendo como alcalde Zacarías de la Ren y como mayordomo Francisco Sebastián y anotándose nueve hermanos de luz con sus nombres y apellidos y ocho de azote, y una relación de hermanas, dieciocho, se supone que son las mujeres de los hermanos, todas con su nombre, excepto una que aparece como viuda de Luis Calero. La anotación es de 15 de abril de 1715.
Siguen siendo abundantes las Cofradías de la Vera Cruz en España, con sus fines asistenciales, reducidos ahora a acompañar en su entierro a los cofrades muertos y recordarlos anualmente.